miércoles, 30 de marzo de 2011

Palabras de órdago

A
Esta palabra -y sus derivados-, la conocí cuando era niña. La decía mi madre, aunque no la pronunciaba como es. Ella decía “atanchado”, “luego, luego, te atanchas”, “nada de atancharse, ¿lo oyeron?”
Por la forma en que la usaba, concebí la idea de que significaba cosas tales como perezoso, desganado, indolente. Y así aprendimos, mis hermanos y yo a disfrazar el miedo con flojera.
Hoy descubro que mi madre en realidad quería que sus hijos fueran valientes y le enojaba darse cuenta de que estaba logrando lo contrario. Puedo imaginar que tal vez le haya dolido nuestro miedo, porque demostrarlo es una forma de rechazo; y para cualquier madre, es motivo de dolor que sus hijos la rechacen.
Achantado.- Intimidado, acobardado.
Achantar.- Intimidar, quitar la presunción o hacer callar a alguien, haciéndole sentir la propia superioridad o fuerza.
Achantamiento.- Acción de acobardarse.
Achantarse.- Esconderse o agazaparse mientras dura un peligro. Achicarse. Abandonar la actitud arrogante o permanecer callado.
Este otro tesorito lingüístico, mamá empezó a usarlo cuando iba de una religión a otra sin comprometerse en realidad con ninguna. Según ella, estaba fascinada por tanto “ser aclarado” que iba conociendo. Ya no se si usaba la jerigonza de alguna de las sectas que visitaba o fue un sarcasmo que inventó para referirse a los líderes de esos grupos, porque ella, igual que ahora mi hermana, presumía de saber cosas que los demás ignoraban.
Aclararse.- Darse cuenta, percatarse. Usado en frase negativa generalmente, para aludir al despiste, atolondramiento o ingenuidad de una persona.
Ala.- “Las del ala”, las pesetas consabidas. Esta palabra pasó a uso mexicano en forma de “los del águila”, los pesos consabidos, y, por lo tanto, se dice, por ejemplo, “te cuesta diez mil del águila”, es decir, diez mil pesos. Aunque esta expresión la usan más las personas que rebasan los sesenta años de edad en este momento, que estamos en el año 2011.
He aquí cómo un término que no es grosería, puede pasar a serlo. A las palabras nosotros les damos el valor, todo es cuestión de cómo las usemos.
Amigo.- Amante. Persona con la que se mantienen relaciones amorosas irregulares.
Apoquinar es un verbo que se conjugaba mucho en casa. Creo que determinó la mala relación que tengo con el dinero. Allí nadie debía dar nada gustosamente. El gozo de que no faltaran alimento ni comodidades, era algo impensable. Todos teníamos que apoquinar, y esto es literal, es decir, que si no dábamos con disgusto reprimido, si dar no nos provocaba quedarnos sin nada, la aportación no valía.
Apoquinar.- Pagar o dar cierta cantidad de dinero, generalmente, se entiende, de mala gana.

martes, 29 de marzo de 2011

10 de Mayo del 2008

Promete ser un viaje a toda madre. Hace unos cinco años, vine a preguntar cuánto costaba un pasaje a Oaxaca. Por sesenta pesos podía haberme montado en uno de esos dinosaurios y galopar once horas hasta la Verde Antequera. Creo que no me resultó tan atractivo ante la existencia de los bólidos de la ADO.
        
         Esto es un metrotote. Pasé por debajo del puente de Tlatelolco. Siempre había sido un misterio para mí todo ese revoltijo de vías que no acababan de entrar en desuso.
        
         Estoy mirando algo del México que vieron nuestros antepasados. Escucho ahora mismo a una mujer conversar con su marido: “…aquí llegaban las cuadrillas y de aquí las mandaban a Lechería…”, “…ya pasamos por Pantaco…”, “¿sabes qué es lo que le falta para ser tren? ¡Que se suban y que te empiecen a vender cosas!”
        
         La estación Fortuna queda muy cerca de La Villa. Son asombrosas muchísimas cosas además de la rapidez con que estuve en Lechería. ¡Todavía hay gente que recuerda cómo era el movimiento de los antiguos trenes y de las últimas locomotoras de vapor! ¡Gente que trabajó en Ferrocarriles Nacionales de México, pero que no laborará en Ferrocarriles Suburbanos, S.A. de C.V.!
        
         Nada más siete estaciones y se está a muchos kilómetros de la ciudad, saboreando las delicias del smog de la zona industrial aledaña a Tepotzotlán.
        
         ¡Ah, si Juan Diego viviera! Llegaría más a tiempo de que la Virgen le hable…

domingo, 27 de marzo de 2011

Hola a todos

A guisa de bienvenida, quiero invitar a los internautas de las letras para colaborar en la formaciòn de nuestro diccionario de palabras malsonantes, y de este modo, hacerle honor al nombre del blog. Se trata de aumentar nuestro bagaje de conocimientos y al mismo tiempo descubrir en què estriba la altisonancia de las majaderìas que tengamos a bien encontrar y por què se han ganado, en la evoluciòn de nuestro idioma, el lugar privilegiado que tienen. Son las voces de la ira.


http://www.cepvi.com/consultas/ira.shtml


Un abrazo para todos.